Hay cosas que sabemos

Hay cosas que sabemos.

Hay cosas que sabemos van a pasar, lo sabemos en el fondo de nuestra inteligencia, pero por alguna extraña razón nos aferramos a lo que a nosotros nos gustaría que fuera y esa lucecita de esperanza nos mantiene caminando hacia la mentira. Les pasó a los judíos camino al campo de concentración,  le pasa al estudiante que cree que va a pasar el examen sin estudiar, le pasa al enamorado que cree que nunca lo van a dejar a pesar de todo, le pasa al asaltado en la calle que cree que esa persona sospechosa simplemente pasará de largo, le pasa al padre que asegura que su hijo no usa drogas, no es alcohólico o no fuma.  
Lo extraño es que siempre, siempre hay un momento en el que todos podemos correr, correr hacia el otro lado y salvarnos, pero esto pocas veces sucede. ¿No podía un judío haber escapado a tiempo de Alemania?  Pero la esperanza, tal vez no suceda, tal vez no va a ser tan malo si nos portamos bien y trabajamos duro (Arbeit macht frei).
¿No puede el enamorado ser fuerte y decir adiós antes de que lo destruyan y se convierta en un patético rogón? No… tal vez se vuelva a enamorar, tal vez es sólo cuestión de más y más detalles, más y más atención, una noche solos. ¿O no?
¿No puede el estudiante ponerse a estudiar? No. Es muy inteligente. Siempre se lo han dicho y la materia no es difícil. Eso no me va a pasar a mí.
¿No puede la el asaltado correr hacia el otro lado a la primer corazonada? ¿No puede cruzarse la calle antes de estar al alcance de su asaltante? ¿Por qué no lo hace? ¿Le da vergüenza? Algo nos mantiene caminando.
¿No puede el padre poner mucha más atención a su hijo? ¿Fijarse en los detalles? ¿Hablar fuerte y claro? ¿Analizar sus hábitos, rutinas y revisar sus cosas? ¿Por qué no lo hace? Se sacrifica un status quo, se podría generar una confrontación, ¡mi hijo creería que no le tengo confianza! pero la consecuencia de no hacerlo es siempre mucho más grave.
Es como estar en el mar, ver cómo se va formando una ola gigante, poco a poco y creer que vamos a poder nadar en ella.
Seguimos aún cuando la otra persona no hace nada para desmentir la verdad. Aún cuando el asaltante se ve sospechoso, usa gorra, lentes, la calle es obscura, estamos solos y trae las manos en las bolsas. Aún cuando se llevan a mis vecinos y no vuelven. Aún cuando la otra persona no da pie a seguir en una relación, simplemente es indiferente. Aún cuando el maestro avisa que es necesario estudiar. Aún cuando mi hijo se comporta extraño y noto que ha cambiado. 
El problema se acentúa si la otra persona de mala fe da señales de esperanza,  entonces sí estamos arruinados. ¡El asaltante se viste bien! El escenario era extraño, pero ¡no! “se ve bien vestido”.  No se preocupen, los vamos a llevar a dar un baño y ahí les daremos todo lo necesario. El hijo mantiene excelentes calificaciones, a veces se comporta raro, pero es normal de su edad. Un “te quiero”, un “te amo”  de la otra persona, un detalle, una cena especial, un beso. Un profesor barco, nunca revisó tareas, me llevo bien con él.
Algo pasa en la naturaleza humana. Nos aferramos a la esperanza cuando a veces es notorio que algo no anda bien y ahí vamos como corderitos, pero todo está en nuestras manos. 
There’s no problems, only solutions (John Lennon, Watching the Wheels)

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