Autorretrato en Business Class

Y ahí va su charro negro al gabacho viajando en business.

El siempre mal encarado suizosoydios del check in te sonríe un poquitito y al final de su amargo proceso te dice con una sonrisa que en el fondo esta llena de odio y rencor: "SEÑOR, usted puede pasar al "lounge", cruzando la puerta a la izquierda".

- oiga y... Esto del lunch... En qué consiste? A que hora se sirve? Me ignora, sonríe con mas odio aún. Sonrío de vuelta y mejor me voy, creo que si pregunto otra cosa me pone cuajo y me hace queso.

Llego al lounge (para el lunch) y una señorita muy guapa me permite la entrada, hay comida gratis. Me aseguro de llenar mi "equipaje de mano" con cuernitos, sandwichitos y una botella de Bacacho blanco que nadie quería.

Ya en la sala de espera están todos sentados, el caballero del microfonito comienza a decir que pronto abordaremos. Inmediatamente se para el 50% de los sentados y hacen una fila que llega hasta el baño, me consta porque yo estaba ahí chiflando y viendo al techo con las manos ocupadas, -ora! Y esta fila? Sacudo, guardo, lavo manos, salgo y me entra la duda (mecánicos y maistros lectores, abstenerse de sonreír). Será que entre mas gente se pare más temprano saldrá el avión?

El caballero del microfonito vuelve a hablar, esta vez su voz tiene un eco especial, como si San Pedro mismo te estuviera llamando. Pedro menciona que primero pasarán los santos, beatos y grandes donadores de limosna en cuyo boleto se indique con la palabra "priority". Volteo, veo mi boleto. Lotería! Grito! Yo! Yo!

Inmediatamente el primero de la fila que llega hasta el baño y que lleva 20 minutos de pie voltea a verme, cierra un poco los ojos, yo no se si es envidia, gula, avaricia, lujuria, pereza, vanidad o que, pero él no está en la lista de San Pedro. Lo compadezco, paso por ahí, toco su cabeza y digo "los últimos seréis los primeros hijo mío" (y a por los chescos).

Paso, San Pedro confirma mi bondad y noto como toda la demás banda me mira con envidia pensando: - si... Aquél señor de traje sí, pero ese huarachudo!?! De donde!? Porque!? Y aparece ese pequeño lado oscuro, negativo, lejos de Dios que te hace sentir bien por eso. Y el señor de traje también te mira de una forma extraña, diferente: - ok, estas feo y fodongo pero alguna gracia has de tener. A lo mejor de algo me sirves, mejor te sonrío.

Tontos los tres. Nomas es que mi patrón es más cuate.

Durante el vuelo te evitan caminar lo mas posible y te ponen mero adelantito, casi al lado del capi. De mi lugar veía como iba y venia al baño, yo cada vez le preguntaba si estaba seguro que el copiloto no era depresivo o traía alguna bronquita con su reinita, él aseguraba que no. Le pedí que nos tomáramos una foto, tampoco accedió.

La señorita cerró una cortina detrás de mí, me disponía a sacar mi itacate del lunch lounge del aeropuerto cuando la seño llegó con un menú lo revisé, busqué los precios y al no encontrarlos le pregunte el costo del "beef or chicken", me dijo que todo estaba incluido. Todo? Pregunté. Sí todo!

Vaya! Pues quiero todo.

Comí como si supiera que el copiloto hubiera estado deprimido.

Luego me dió sueño, me hice bolita e intenté dormir. Minutos después la señorita, que era muy amable y luego noté que era señorito me preguntó si necesitaba ayuda para arreglar mi cama. Mi cama? No la traje seño (male or female?) no cabía en mi maleta. Me Sonrío de nuevo, apretó un botón, yo casi me subo al maletero del susto, nunca había visto tanta tecnología desde que Michael Night utilizaba el asiento expulsor de Kit en el mirador de la carretera federal a Cuernavaca para eliminar a chavas que no prestaban. Mi asiento era una cama! Jisuscrist!

Abrí los ojos por el olor a pan, el tipo gordo a mi lado ... ya estaba desayunando. Nos informaban que quedaba sólo 1 hora de vuelo para llegar al país de la libertad.

A estas alturas yo ya me había acostumbrado al trato tipo Royalty member. Aterrizamos, suave, suave, aplaudimos al llegar, la banda del otro lado de la cortina aplaudió mas fuerte, me molesté con mis colegas de este lado por la apatía.

Bajamos del avión, nos mandaron a recoger nuestras maletas en el carrusel 4. De nuevo ahí me encontré al tipo primero en la fila que llegaba al baño, ya había acaparado el lugar más cercano a la salida de las maletas. Seguro tenía prisa. El carrusel empezó a girar, el tipo volteaba del carrusel a mí y de nuevo al carrusel, mirada penetrante, retadora y nerviosa, sólo había visto una mirada así el día que mi tío Horacio apostó su casa y su esposa en un juego de baraja española allá en Ucareo. Yo estaba muy entretenido viendo el anuncio de "visite Tijuana" cuando de pronto noté que mi maleta era la primera en salir. La tomé y miré al primero de la fila que llegaba hasta el baño. Él empezó a llorar. Me fui.

Qué fácil se acostumbra uno a lo bueno, pensé mientras le extendí mi pasaporte al werito cachetón de migración de los Estados Unidos de América, él comenzó a interrogarme, llamó a un colega con uniforme, me llevaron a un cuarto aparte y a punta de preguntas ridículas intimidantes me regresaron a mi estatus de trabajador clasemediero en 3 minutos.

Agradezco a esos señores oficiales gringuitos. Esa otra vida de lujos y buenos tratos me iba a convertir en un suavecito con ego grande rápidamente. Como si hubiera nacido en primer mundo, no tomara tequila, fuera vegan, sin sentido del humor, muy preocupado por el dinero, la eficiencia, el tiempo y no me gustara el box ni cantara mi mariachi.





Comentarios

  1. Me cae que esa frase de "comí como si supiera que el copiloto tenia depresión" me hizo soltar sonora carcajada en medio del horario de trabajo Jajaja ¡Qué envidia! Yo siempre he quierido ir en business!

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  2. Wey no mames, esto tiene casi un año y lo acabo de leer y es brillante! Lo mejor que has escrito sin duda en tus mugres 40 años! Compártelo al mundo cabroooon! (En Facebook ni pedo) y vuelve a escribir

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